10/5/12


Esta imagen es el reflejo de una de las experiencias más lindas de mi vida: la Misión a Tintina. Tintina es una localidad de la provincia de Santiago del Estero que tiene alrededor de 10.000 habitantes.
Este grupo de personitas (y demás que no aparecen en la foto) fueron, entre tanta gente, quienes me enseñaron esto que escribí varias veces -como para no olvidarme- en el cuaderno que llevé:


"Tener siempre corazón de niño, olvidar los problemas y sonreír. Aunque nos falten los dientes. Y dar amor, que aunque no lo podamos ver, SIEMPRE vuelve... Aunque sea en un simple avioncito de papel"

Llevo guardadas en mi corazón cada una de esas sonrisas. Y los tengo presente a diario. Y desde acá, a tantos kilómetros -pero sintiéndolos a la vez tan cerca- les deseo lo mejor. Ojalá la vida los compense con cosas buenas a cada uno (y ojalá esta misma vida nos permitiera reencontrarnos)
Son hombres y mujeres fuertes enfrascados en cuerpos de niños pequeños. Nos enseñaron a todos a volver a mirar y valorar cada cosa por lo que es y no por lo que parece. A ser gentiles, a ser sinceros, a amar, a solidarizarnos al máximo y más de lo que nos creíamos capaces. Y en mi humilde opinión, por sobre todas las cosas, nos enseñaron que lo último que se pierde es la sonrisa. Y que cuando uno tiene fe y confía ciegamente, pase lo que pase jamás va a estar solo. 
Les mando un abrazo más grande que el que les daría "la sandía gorda gorda gorda"

(Sólo déjame mirarte cara a cara y perderme como un niño en tu mirada)
"Pedirte dones no me ocupa la intención, 
solo sentirme estando bien amada"

9/5/12


"Y también aprendí que yo nací el día en que te conocí"
(Gracias por ser mi motor y mi sosten. Te amo Dami)

8/5/12

(liberación)

Un espiral. Que gira hacia la derecha. Y toma velocidad. Un dedo que lo impulsa. Una uña llena de colores que se desprenden. Colores que flotan en el aire y ríen. Sonrisas en el aire. Dientes que brillan aún mas fuerte. Blanco. Blanco total. Silencio. Un giro 360. Una torre. Un camino. Mi caballo. Un caballo que no tengo pero que me guiña el ojo. Un cómplice. Un aliado. El camino otra vez. Nuestras huellas. Tierra. El viento que me despeina. El viento que me gusta. Nudos. Una soga. Innecesaria la soga. Un poste para atar al caballo. Una puerta roja. Suelta en la nada. Un picaporte dorado. Más vacío del otro lado. Pero también una torre. La escalera. Miedo a las alturas. La torre cada vez más corta. Mi cuerpo cada vez más alto. Miedo. Sudor. Escalofríos. Adrenalina. Ganas de aprender a volar. Vuelo. Planeo. Despliego bien mis alas. Alas de mariposa. Muchas mariposas. Mariposas de colores. Coordinación. Un ritmo. Un propósito. Un espiral. Un fin.

Fluir


"Apenas nació, el viento, que siempre está jugando con los panaderos y los hamaca entre sus brazos grises y grandes, se lo llevó sobre los techos haciéndole cosquillas. Al panadero le gustó mucho volar y no se fijó adónde iba. Ni siquiera se le ocurrió pedirle al viento que lo dejara en un lugar fresco sobre tierra blanda y húmeda. Se reía tanto que no podía pensar en nada."
Panadero en la ciudad - Margara Averbach
Algo que no se bien que es me estuvo llenando la cabeza estos últimos días con una idea que no me animo a convertir en hecho. Como si tentarme fuera poco, hoy como pie de página de una foto de Caloi escribí .vaya uno a saber por qué- "AFRONTAR CADA DESAFÍO ES VIVIR ETERNAMENTE"
Y ahí voy otra vez. Siendo mi propia barrera, mi propia próxima meta, mi desafío, mi miedo y mis ganas de demostrarme que si lo puedo hacer. Voy a volver a ese lugar en donde siempre me sentí segura y protegida: a los cuentos fantásticos y no tanto. A los cuentos de niños que tanto me gustó siempre escribir.